Hace varios días que no escribo en el blog y no es por falta de ganas. Al principio tenía muchas ideas que quería compartir, después comencé a meterme en un par de actividades que necesitaban un poco de tiempo y aunque me daban más ideas todo se iba revolviendo y complicando.
A fin de año comente que había renunciado a mi antiguo trabajo debido a que tenía en mente un par de proyectos que quería echar a andar. También escribí sobre un proyecto que intentaba llevar a cabo dentro de una prepa en el cual buscaba generar un ambiente diferente y la posibilidad de desarrollar cooperación y trabajo en equipo. Después de cuatro sesiones realmente creo que es algo más complicado de lo que imaginaba, pero también más interesante. A pesar de que este proyecto no es algo definitivo dentro de la prepa, tengo la esperanza de que continúe hasta fin de semestre. Ya escribiré en su momento los resultados obtenidos.
En la anterior entrada explique una nueva idea para intentar motivar a ex alumnos para aprender inglés. Ese mismo día se presentaron en mi casa para platicar sobre la idea, que básicamente se trata de hacernos responsables de nuestra educación, porque al menos en lo que se refiere a los idiomas, nadie puede venir a enseñarnos, es un proceso en el que debemos poner de nuestra parte y practicar constantemente. Lamentablemente ser responsables y disciplinados para lograr hacer algo es difícil cuando no es algo que realmente necesitamos o queremos. Obviamente no han regresado después de ese día.
La semana pasada me invitaron de dos universidades a dar por un lado una clase de inglés y por otro, algo así como arte y tecnología. Básicamente en las dos tratamos de usar un enfoque similar de autonomía y responsabilidad. Diferente de lo que usualmente haríamos como maestros. Y es que realmente deberíamos de comenzar a cuestionar la forma en que hemos actuado nuestro papel de alumnos – maestro en la educación institucional.
Solemos pensar en el maestro como la fuente de conocimiento que llega a dispersar la información en las mentes sedientas de los alumnos. Realmente en algún momento eso era cierto, la información se concentraba en los libros que eran difíciles de conseguir y por lo tanto pocos tenían acceso a ellos. Esa persona con acceso y poder necesitaba un espacio libre de distracciones y listo para escuchar y aprender.
Hoy las cosas ya no son así. La información es generalmente gratuita y está abierta para todos en internet. ¿Por qué tendríamos que seguir pagando o pasando horas sentados escuchando a alguien que nos relata lo que viene en un libro, cuando ese mismo libro lo podemos bajar y mejor aun, podemos bajar varios libros, videos, tutoriales o audios mejores u opuestos a aquel?
La verdad no sé cual sea la respuesta, por ahora estoy pensando y repasando posibilidades... aunque creo, que llego el momento de pensarnos de forma diferente.