¿Recuerdan aquel comercial en el que un hombre entraba a una oficina para una entrevista de trabajo y al entregar su Currículum se le cae una película pirata en el escritorio del jefe?
La primera vez que lo vi, fue en el cine y cuando una voz en off pregunta que cómo se ve esa persona al comprar piratería respondí: pues claramente necesita trabajo.
Estoy de acuerdo en que las personas que dedican su conocimiento, su tiempo y su esfuerzo en la creación de algún bien, como las películas, los libros o cualquier otro objeto de valor, merecen ser recompensadas por su conocimiento y dedicación. Pero algo que me parece aberrante es que algunos elementos de la cultura y principalmente la educación sean inaccesibles para quien no puede pagarlos.
Obviamente hay visiones opuestas, por ejemplo, hace algún tiempo un escritor mexicano que se encarga de divulgar la ciencia y que ha trabajado en algunos de los centros de investigación más importantes del mundo, nos vino a platicar sobre su trabajo, la ciencia y su relación con el arte. Por alguna razón que no recuerdo bien, comento que odiaba los autos, pero lo que más odiaba eran las fotocopiadoras: porque son altamente contaminantes y porque (no lo dijo textual pero) es una forma de robar el trabajo de otros. Inmediatamente le comente que en un país como el nuestro donde más de la mitad de la población vive en pobreza, se tenían que pasar por alto algunas cosas como esas, si queríamos hacer llegar a más gente las ideas y conocimientos que pueden brindarnos los libros. Su respuesta fue que no… la pobreza no es excusa para no hacerse de algunos libros.
Yo no quise comenzar una discusión, pero creo que si es excusa, hay cosas mucho más importantes que una familia con 50 pesos diarios debe hacer. Lo que no creo justo es que mucha gente se quede sin divertirse o sin aprender porque no tiene los recursos necesarios para adquirir ciertos bienes.
Yo por ejemplo, no tengo dinero suficiente para comprar los más recientes libros sobre arte contemporáneo, tampoco podría ir al cine a ver todas las películas que me gustan, ni comprar los paquetes para aprender otro idioma que son carísimos. Entiendo que así funciona nuestro sistema, tanto así que la piratería en un delito, pero aún así no me parece justo.
Debido a esto y a una plática que tuve hace poco con un ex alumno, decidí crear un taller en el cual regalaré el material que he recopilado durante mi tiempo como profesor de inglés, aparte de ofrecer un par de horas a la semana de asesoría en mi casa (hoy comenzamos).
Hablando de los idiomas, quisiera comentar algo que me pareció super chido (esa expresión use, cuando respondieron mi pregunta) en un reciente viaje que realice.
Viajando por el metro, que iba relativamente vacio camino al hotel, se sentaron detrás de mi asiento una mujer y dos niños. Comencé a poner atención en lo que pasaba con ellos por algo muy curioso. La Mamá les estaba contando un cuento en español, el niño le hacía preguntas en ingles y la niña intervenía en la plática en alemán. Después de un rato en que fueron cambiando de idioma entre los tres, me di la vuelta y le pedí a la mujer que me explicara lo que estaba escuchado. Su respuesta fue más o menos así: Yo soy ecuatoriana, mi esposo es alemán y nos conocimos estudiando en Estados Unidos… les hablamos a los niños desde pequeños en los tres idiomas y ellos los entienden y hablan sin problema.
Esto muestra de manera muy clara algo que a veces no queremos reconocer… todos tenemos una habilidad natural para los idiomas y como lo muestra esta familia, no tenemos un límite.
El problema es que al crecer vamos perdiendo algunas habilidades (aunque ganamos otras) y creo que nos vamos cerrando al mundo y sus posibilidades.
Pero el que algunas cosas puedan ser un poco más difíciles no quiere decir que no sean posibles, sobre todo mediante un método adecuado. Claramente (como lo pude comprobar) tratar de hacer mortales y ejercicios gimnásticos es bastante más difícil y doloroso a mí edad que si se comienza desde niño… pero no imposible. De la misma manera que los músculos se hacen más fuertes y elásticos con el ejercicio adecuado, el cerebro crea nuevos caminos y fortalece las aéreas que trabajamos constantemente.
Por tanto mi consejo es muy simple… si quieren aprender otro idioma, acuérdense de cómo le hicieron para aprender español y repítanlo, o sea… hablen.