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09 junio 2011

101%

Escuche alguna vez que a pesar de ser completamente diferentes, incluso 100% opuestos entre nosotros, deberíamos buscar ese 1% que nos permita construir acuerdos benéficos para todos: acciones de ganar-ganar. 

“Eres un pendejo” fue la respuesta de una alumna de 2º semestre de prepa a uno de sus compañeros. La discusión continuó entre risas y sin pasar a más. No se trataba de una agresión, es su forma de relacionarse… pero hoy más que nunca me parece fundamental el uso que damos al lenguaje para interactuar con los demás.
Después de percatarnos de la forma en que se comunicaban entre ellos, me intereso mucho saber si era una simple forma de comunicarse entre ellos o bien si se trataba de una verdadera percepción de lo que se piensa del otro.  Y generalmente es cierto, nos concentramos en las diferencias y nos molestan por mínimas que sean.
Lamentablemente la situación no se queda en la relación de los jóvenes en la escuela. Existe entre alumno-maestro y entre muchos adultos que no usan esas palabras pero si la misma intención ya sea en su lenguaje o en sus acciones.


A mi parecer sufrimos “el complejo del clásico”. Bueno de ésta manera defino la extraña sensación que se nos presenta a los que con solo ver el color de la playera rival se nos comienza a calentar la sangre.

En el futbol (salvo por las violentas agresiones) realmente me parece hasta favorable que esto suceda porque permite construir rivalidad e historia entre los clubes, pero fuera de la cancha me parece lamentable que por cuestiones tan banales o por diferencias mínimas, no podamos construir y trabajar juntos. Como dije, en lugar de fijarnos en todas las diferencias (o deficiencias) del otro, espero podamos encontrar ese 1% que nos hace iguales.  

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